Futuro proyecto astronómico en riesgo por megaproyecto industrial de AES Andes
Tiempo de lectura: 6 minutos Según el Estudio de Impacto Ambiental de AES Andes, el proyecto INNA se ubicaría a 19,7 kilómetros del Observatorio Paranal, en la región de Antogafasta. Sin embargo, un mapa elaborado por el Centro de Astronomía de la Universidad de Antofagasta muestra que el límite de INNA estaría a 11,6 km de Paranal y a solo 5,8 km del futuro CTA, proyectado como el conjunto de telescopios de rayos gamma más grande y sensible del mundo. «CTA es mucho más exigente que Paranal en cuanto al nivel de brillo de cielo que pueden tolerar», afirma el astrónomo Eduardo Unda-Sanzana.
El Observatorio Europeo Austral (ESO) denunció el pasado 10 de enero la amenaza que representa el megaproyecto industrial INNA, de AES Andes, para los cielos prístinos del desierto de Atacama. En este lugar descansan centros astronómicos de gran envergadura, como el Observatorio Paranal y el futuro telescopio gigante (ELT) de ESO, en Cerro Armazones.
De acuerdo con ESO, el megaproyecto industrial está previsto que se ubique entre 5 y 11 kilómetros de los telescopios de Paranal, lo que podría generar una serie de perjuicios para la observación astronómica.
¿Qué dice el Estudio de Impacto Ambiental?
El pasado 20 de diciembre de 2024, AES Andes ingresó un Estudio de Impacto Ambiental al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA).
En el Anexo 4.13 se expone un mapa que muestra un aumento que va entre el 10% al 40% del brillo del cielo en las instalaciones centrales del proyecto INNA, una vez que esté en fase de operación, mientras que para las instalaciones portuarias, el aumento va desde un 10% a 20%.
Según AES Andes, la distancia aproximada entre INNA y los cerros Armazones y Paranal es de 29 km y 19,7 km, respectivamente. «Están fuera del área de impacto significativo del proyecto, esto definido de acuerdo a las directrices del documento técnico del Servicio de Evaluación Ambiental, denominado criterios para determinar la susceptibilidad de afectar áreas astronómicas, de mayo del año 2024″, asegura el vicepresidente internacional de Hidrógeno Verde de AES, Luis Sarras.
Cabe precisar que tales distancias han sido consideradas desde el límite que establece el contorno del 10% de contaminación lumínica -observable en el mapa a través del borde que detalla la franja verde-. Sin embargo, las longitudes que indica AES Andes no contemplan los límites del proyecto en su totalidad en relación con los observatorios de ESO.
«Será el conjunto de telescopios de rayos gamma más grande y sensible del mundo. Detectará rayos gamma con una precisión sin precedentes y será diez veces más sensible que cualquiera de sus predecesores», destaca la ESO en un comunicado.
Este proyecto, sin embargo, estaría en jaque con la instalación de INNA. «En las mediciones que ha hecho el Centro de Astronomía de la Universidad de Antofagasta, nos ha importado la distancia más corta entre el proyecto y sitios como el Observatorio Paranal y Armazones. Pero un punto menos conocido es el proyecto CTA, y al cual el proyecto INNA no hace mayor referencia, sin embargo, la ubicación que está reservada para su construcción es conocida desde hace bastante tiempo«, indica el director del Centro de Astronomía UA, Eduardo Unda-Sanzana.
Nueva Norma Lumínica: ¿Es suficiente?
En octubre de 2024 comenzó a regir una nueva norma de contaminación lumínica, que regula la emisión de luminosidad artificial generada por alumbrados exteriores. En ella se establecen Áreas de Protección Especial, y una de ellas es la astronómica.
«La norma es más estricta, sobre todo en lo que tiene que ver con la radiancia, es decir, que no haya luz azul. Pero en sí, no mide contaminación lumínica. Le hemos solicitado al Ministerio del Medio Ambiente la necesidad de avanzar en una norma de calidad secundaria que establezca la cantidad de luz final que ciertas áreas pueden soportar», menciona la directora Ejecutiva de Fundación Cielos de Chile, Daniela González.
¿Qué sigue?
«Todavía hay mucho trabajo técnico que hacer. Hay que entender el impacto específico que tienen las características del proyecto. Eso es un trabajo en curso. La disposición es a seguir trabajando con las partes para encontrar soluciones desde la técnica. (…) Ocurre, en el caso específico de este proyecto, que está muy cerca de un observatorio, y segundo, es el observatorio más sensible sobre contaminación lumínica», indica la ministra de Ciencia, Aisén Etcheverry.