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Futuro proyecto astronómico en riesgo por megaproyecto industrial de AES Andes

Futuro proyecto astronómico en riesgo por megaproyecto industrial de AES Andes
Telescopios CTA en el hemisferio sur

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Tiempo de lectura: 6 minutos Según el Estudio de Impacto Ambiental de AES Andes, el proyecto INNA se ubicaría a 19,7 kilómetros del Observatorio Paranal, en la región de Antogafasta. Sin embargo, un mapa elaborado por el Centro de Astronomía de la Universidad de Antofagasta muestra que el límite de INNA estaría a 11,6 km de Paranal y a solo 5,8 km del futuro CTA, proyectado como el conjunto de telescopios de rayos gamma más grande y sensible del mundo. «CTA es mucho más exigente que Paranal en cuanto al nivel de brillo de cielo que pueden tolerar», afirma el astrónomo Eduardo Unda-Sanzana.

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El Observatorio Europeo Austral (ESO) denunció el pasado 10 de enero la amenaza que representa el megaproyecto industrial INNA, de AES Andes, para los cielos prístinos del desierto de Atacama. En este lugar descansan centros astronómicos de gran envergadura, como el Observatorio Paranal y el futuro telescopio gigante (ELT) de ESO, en Cerro Armazones.

De acuerdo con ESO, el megaproyecto industrial está previsto que se ubique entre 5 y 11 kilómetros de los telescopios de Paranal, lo que podría generar una serie de perjuicios para la observación astronómica.

«Perder los cielos de Paranal a causa de la instalación de un megaproyecto industrial en su cercanía, como es el caso de INNA, supone una pérdida irreparable para Chile y para la humanidad», asegura Laura Ventura, coordinadora de comunicaciones de ESO en Chile.
Desde la comunidad científica, distintas voces se han alzado en contra de INNA, que tiene fecha estimada de inicio de ejecución para 2027, un año antes del comienzo de las operaciones previstas para el ELT, y tres para la realización de la Asamblea General de la Unión Astronómica Internacional (UAI/IAU), el mayor evento de astronomía a nivel planetario que se realizará en Santiago en 2030.
«Los instrumentos que hay ahí, tienen una inversión de casi 6.000 millones de euros. Son únicos y se han construido considerando que hay prácticamente cero contaminación por luces artificiales. Si esa condición cambia, muchos de los objetivos que tienen estos grandes proyectos ya no se pueden cumplir», explica la Premio Nacional de Ciencias Exactas y profesora Emérita de la Universidad de Chile, María Teresa Ruíz.
En la misma línea, la también Premio Nacional y vicepresidenta de la Unión Astronómica Internacional, Mónica Rubio, detalla que INNA no solo provocaría un aumento de  la contaminación lumínica: «Durante la construcción de la planta, se levantará polvo y eso pone turbia la atmósfera. La turbulencia que generan las turbinas de la planta eólica podría impactar la nitidez de las imágenes«.

¿Qué dice el Estudio de Impacto Ambiental?

El pasado 20 de diciembre de 2024, AES Andes ingresó un Estudio de Impacto Ambiental al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA).

En el Anexo 4.13 se expone un mapa que muestra un aumento que va entre el 10% al 40% del brillo del cielo en las instalaciones centrales del proyecto INNA, una vez que esté en fase de operación, mientras que para las instalaciones portuarias, el aumento va desde un 10% a 20%.

De acuerdo al documento, éste fue encargado a Gestión Ambiental Consultores S.A (GAC), mientras que el mapa fue elaborado por PROAM, una empresa asesora en contaminación lumínica. A su vez, la simulación del aporte lumínico fue hecha a través de datos satelitales. En particular, utilizando composiciones anuales de 2023 publicadas por el Earth Observation Group del Colorado Group of Mines.

Según AES Andes, la distancia aproximada entre INNA y los cerros Armazones y Paranal es de 29 km y 19,7 km, respectivamente. «Están fuera del área de impacto significativo del proyecto, esto definido de acuerdo a las directrices del documento técnico del Servicio de Evaluación Ambiental, denominado criterios para determinar la susceptibilidad de afectar áreas astronómicas, de mayo del año 2024″, asegura el vicepresidente internacional de Hidrógeno Verde de AES, Luis Sarras.

Cabe precisar que tales distancias han sido consideradas desde el límite que establece el contorno del 10% de contaminación lumínica -observable en el mapa a través del borde que detalla la franja verde-. Sin embargo, las longitudes que indica AES Andes no contemplan los límites del proyecto en su totalidad en relación con los observatorios de ESO.

En otro mapa, elaborado por el Centro de Astronomía (CITEVA) de la Universidad de Antofagasta (UA), las distancias cambian. En él se detalla que desde el límite de las instalaciones de INNA hasta el Cerro Paranal hay una distancia de 11,6 km, mientras que para Armazones es de 20 kilómetros. Y eso no es todo, pues existe un observatorio proyectado dentro del terreno de ESO, que se encontraría a solo 5,8 km de distancia.
Se trata del conjunto de telescopios Cherenkov Sur (CTA), cuyo acuerdo de construcción fue firmado en 2018, y que se proyectaría como el observatorio de rayos gamma más grande y sensible del mundo. En el acuerdo de este proyecto participaron, además, organismos como la Subsecretaría de Relaciones Exteriores de Chile y la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología de Chile.

«Será el conjunto de telescopios de rayos gamma más grande y sensible del mundo. Detectará rayos gamma con una precisión sin precedentes y será diez veces más sensible que cualquiera de sus predecesores», destaca la ESO en un comunicado.

Este proyecto, sin embargo, estaría en jaque con la instalación de INNA. «En las mediciones que ha hecho el Centro de Astronomía de la Universidad de Antofagasta, nos ha importado la distancia más corta entre el proyecto y sitios como el Observatorio Paranal y Armazones. Pero un punto menos conocido es el proyecto CTA, y al cual el proyecto INNA no hace mayor referencia, sin embargo, la ubicación que está reservada para su construcción es conocida desde hace bastante tiempo«, indica el director del Centro de Astronomía UA, Eduardo Unda-Sanzana.

El astrónomo agrega: «Lo que es súper complejo es que CTA es mucho más exigente que Paranal en cuanto al nivel de brillo de cielo que pueden tolerar, ya que sus objetos son muchísimo más débiles. Dado eso, interesa mucho mantener la calidad del cielo oscuro ahí».

Telescopios CTA propuestos.

Nueva Norma Lumínica: ¿Es suficiente?

En octubre de 2024 comenzó a regir una nueva norma de contaminación lumínica, que regula la emisión de luminosidad artificial generada por alumbrados exteriores. En ella se establecen Áreas de Protección Especial, y una de ellas es la astronómica.

«La norma es más estricta, sobre todo en lo que tiene que ver con la radiancia, es decir, que no haya luz azul. Pero en sí, no mide contaminación lumínica. Le hemos solicitado al Ministerio del Medio Ambiente la necesidad de avanzar en una norma de calidad secundaria que establezca la cantidad de luz final que ciertas áreas pueden soportar», menciona la directora Ejecutiva de Fundación Cielos de Chile, Daniela González.

En 2023, el Ministerio de Ciencia definió Áreas con Valor Científico y de Investigación para la Observación Astronómica, donde la norma lumínica tendría aplicaciones más estrictas y donde los proyectos tendrían que presentar a través de un EIA cómo afecta en la contaminación lumínica. Dentro de estas áreas está incluida la región de Antofagasta, donde se emplaza el Observatorio Paranal.
Para determinar si un proyecto afecta a un área astronómica, el SEIA publicó en 2024 una guía de criterios, en la que señalan que los proyectos no debiesen afectar más del 10% el brillo natural del cielo.
«Son criterios, no un reglamento. Dado que son criterios, se establece que los proyectos no debiesen alterar en un 10% el brillo natural del cielo, y eso es un parámetro estandarizado a nivel mundial. El problema es que se toma un valor general para el brillo del cielo, siendo que Paranal tiene un valor aún más bajo porque es aún mas prístino que muchos otros lugares en el mundo, y este 10% es un umbral general», detalla González.
En esta línea, la astrónoma y PhD(c) de la Universidad de Stanford, Bernardita Ried Guachalla, destaca que la norma tampoco considera el efecto acumulativo: «Si tengo un proyecto y cumple con las normas lumínicas, y pongo otro que también cumple, y así, eso no está considerando el total de la suma de estas fuentes de contaminación lumínica. Entonces estamos hablando de una falencia muy preocupante».
Desde Fundación Cielos de Chile insisten en la importancia de avanzar en una norma que regule la saturación lumínica. «Los valores que presenta AES Andes son los que ellos estiman que van a afectar el brillo del cielo, pero ya hay cierto porcentaje, entonces va a haber contaminación lumínica«, concluye.

¿Qué sigue?

Tras haber sido ingresado el Estudio de Impacto Ambiental el pasado 20 de diciembre, el SEIA tendrá un plazo de 120 días para evaluarlo y 60 días más en caso de ampliarlo. De ser rechazado, la empresa podría ingresar un recurso de reclamación ante el Comité de Ministros.

«Todavía hay mucho trabajo técnico que hacer. Hay que entender el impacto específico que tienen las características del proyecto. Eso es un trabajo en curso. La disposición es a seguir trabajando con las partes para encontrar soluciones desde la técnica. (…) Ocurre, en el caso específico de este proyecto, que está muy cerca de un observatorio, y segundo, es el observatorio más sensible sobre contaminación lumínica», indica la ministra de Ciencia, Aisén Etcheverry.


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