Otra del James Webb: Exoplaneta «cercano» a la Tierra podría tener atmósfera
Tiempo de lectura: 2 minutos El observatorio espacial reveló indicios de una posible atmósfera en Trappist-1 b, un exoplaneta ubicado a 40 años luz de la Tierra. El hallazgo desafía teorías previas sobre su superficie y evolución.
El sistema Trappist-1, situado a 40 años luz de la Tierra, es único porque permite a los astrónomos analizar siete planetas similares al nuestro desde una posición relativamente cercana. Tres de ellos están en la «zona habitable«, donde podría existir agua líquida en la superficie.
Hasta la fecha, el Telescopio Espacial James Webb (JWST) ha dedicado 290 horas a observar este sistema planetario. Investigadores del Centro Español de Astrobiología (INTA-CSIC) han sido parte de ese minutaje, abriendo la posibilidad a que Trappist-1 b, uno de los siete planetas de Trappist-1, cuente con una atmósfera.
Hasta ahora se creía que Trappist-1 b era un planeta rocoso, erosionado y sin atmósfera, pero «esa idea no concuerda con las mediciones actuales», según el astrónomo Jeroen Bouwman del Instituto Max Planck. Según los nuevos datos, el planeta parece estar cubierto de material «relativamente inalterado».
Los resultados más recientes sugieren que la superficie rocosa del planeta tiene, como máximo, 1.000 años de antigüedad. Un período extremadamente breve en comparación con los miles de millones de años que podría tener el planeta. Esto podría significar que la corteza está experimentando cambios drásticos, probablemente por un vulcanismo extremo o movimientos tectónicos.
¿Cómo se analiza un exoplaneta a 40 años luz?
Modelos teóricos elaborados por los científicos indican que una atmósfera rica en CO2 con bruma podría alterar la distribución de la temperatura y su estratificación en el planeta. Thomas Henning, director emérito del Instituto de Astronomía Max Planck, explicó que, «contrariamente a lo que se pensaba, existen condiciones para que el planeta pueda tener una atmósfera densa rica en CO2«.
Estas observaciones ha sido posibles gracias al James Webb. «Este telescopio se ha convertido muy rápidamente en la herramienta definitiva para caracterizar los exoplanetas con un nivel de detalle sorprendente«, aseguró David Barrado, del Centro de Astrobiología (INTA-CSIC), quien destacó también el próximo aporte del satélite PLATO.
Cabe destacar que, si bien, las observaciones realizadas durante 48 horas proporcionaron datos de brillo en dos longitudes de onda, eso no ha sido suficiente para determinar con certeza la existencia de una atmósfera en Trappist-1 b.
Es por ello que el equipo espera obtener resultados definitivos observando la órbita completa del planeta, lo que permitirá estudiar todas las fases de iluminación y analizar cómo se distribuye el calor entre el lado diurno y nocturno.