Los detalles de la expedición que busca revelar los secretos del océano profundo
Tiempo de lectura: 3 minutos En cañones submarinos del sur de Chile, a más de 3 mil metros de profundidad, científicos encontraron un ecosistema único y posibles nuevas especies que desafían lo que se creía conocer del océano profundo.
Explorar el océano profundo siempre ha sido un desafío para los científicos. Por eso es considerado como «la última frontera» en las ciencias marinas. Pese a eso, una expedición internacional logró adentrarse en las aguas profundas del margen sur chileno para estudiar sus ecosistemas y las especies que habitan en él. Todo esto, gracias al SuBastian, un vehículo operado a distancia (ROV).
La travesía reunió a 23 científicos, entre ellos, la especialista en fauna bentónica y zooplancton, Tania Figueroa Delgado, y el académico e investigador experto en biodiversidad y taxonomía de poliquetos, Dr. Américo Montiel San Martín.
«Este estudio es inédito para el país», afirmó el investigador de la Universidad de Magallanes (UMAG), quien destacó que los resultados provienen de un ecosistema inexplorado. Según explicó, los cañones frente a los fiordos y canales de la región de Magallanes nunca habían sido estudiados.
Todo un tesoro por descubrir en la costa chilena para el vehículo SuBastian, porque el margen continental es un laboratorio natural único. En ese lugar, la plataforma terrestre desciende bruscamente hacia la llanura abisal del Océano Pacífico, en una zona donde las placas de Nazca y Antártica colisionan con la placa Sudamericana.
En este lugar está el llamado Cinturón de Fuego del Pacífico, la cadena de subducción más extensa del planeta, que va desde el sur de Chile hasta Nueva Zelanda y es responsable de los terremotos más grandes registrados en la historia.
Este espacio alberga cañones submarinos, valles de laderas inclinadas ubicados en la pendiente submarina. A esa profundidad, que va entre los 3000 y 7000 metros, se encuentran filtraciones de metano, acumulación de nutrientes y carbono, organismos unicelulares y fuentes termales que se forman en fisuras de la corteza oceánica, conocidas como respiraderos hidrotermales.
Por eso, el ROV SuBastian removió y extrajo muestras de enorme valor para el conocimiento humano.
“Fue espectacular. Pudimos muestrear y conocer cosas que jamás se habían visto”, expresó la investigadora UMAG Tania Figueroa, quien destaca que el uso de nuevas tecnologías les permitió acceder a organismos que podrían ser completamente desconocidos para la ciencia.
El impacto de la travesía chilena
Esta misión, titulada «Canyons, Vents, and Seeps of the Chile Margin», forma parte del programa Challenger 150, una cooperativa mundial de programas de investigación respaldada por la COI-UNESCO.
Esta se extendió por 55 días, con participantes de Estados Unidos, Chile, Portugal, Noruega, Nueva Zelanda, Rusia, Italia, Australia, Alemania y los Países Bajos, a bordo del buque científico R/V Falkor (too), perteneciente al Instituto Oceanográfico Schmidt.
“Con esta expedición se obtuvo una cantidad inconmensurable de información tanto biológica como oceanográfica”, explicó Montiel. El investigador también destacó el potencial de los hallazgos para publicaciones científicas y futuros proyectos académicos.
Esta exploración, además de abrir la puerta a futuras investigaciones, también contribuye a los objetivos de conservación 30×30 de Chile, enfocados en proteger el 30% de su territorio marino.