¿Una taza de café o una buena canción para trabajar?
Tiempo de lectura: 3 minutos ¿Qué pasa en el cerebro cuando escuchamos música? ¿Realmente ayuda a mejorar nuestra productividad? Especialistas entregan las claves para aprovechar los beneficios de los sonidos cuando debemos realizar tareas.
«¿Qué nos pasó?/ Que cuando estábamos bien, se complicó/ Que nos queríamos tanto y ahora no/ Cupido tiró la flecha y la ?$%&#». Así suena el coro de «Cupido», una de las canciones más escuchadas en Chile en lo que va de abril. El éxito de la cantante Tini Stoessel se suma a un amplio listado de temas musicales disponibles en las plataformas de audio y video. El ritmo contagioso de su melodía ha resonado en la cabeza de los chilenos y chilenas, sin embargo, ¿es recomendable escuchar este tipo de canciones para trabajar? ¿Puede aumentar nuestra productividad?
¿Qué pasa en el cerebro?
Cuando escuchamos música, se liberan una serie de sustancias y se activan distintas zonas del cerebro. La neuróloga de Clínica Las Condes, Dra. Evelyn Benavides, explica que la música de cadencia tranquila y a volumen moderado está relacionada con la mejoría del funcionamiento cerebral global y, principalmente, de la memoria y concentración: «Hace que se liberen endorfinas y neurotransmisores del tipo de la serotonina, que hacen que el funcionamiento cerebral se coordine entre las distintas áreas».
Además de la serotonina, cuando escuchamos una música placentera se libera un neurotransmisor modulatorio llamado dopamina, que ayuda a las personas a prestar atención: «Esto mejora el estado de ánimo y la alerta, por lo tanto tendría una consecuencia en la productividad. Esto tiene que ver con música que al usuario le produce satisfacción y placer», señala el académico del Departamento de Neurociencias U. de Chile, Pedro Maldonado.
Benavides explica que una música agradable «potencia las actividades cognitivas del cerebro, por lo tanto, escuchar música que nos evoca momentos alegres, vacaciones, o momentos de tranquilidad ayuda a que las áreas del aprendizaje y la memoria funcionen de forma más coordinada».
Por el contrario, una música a altos volúmenes y que evoque situaciones negativas puede ser contraproducente para realizar actividades que requieran concentración. Esto puede activar regiones cerebrales que estimulan la liberación de hormonas del estrés, como la adrenalina y el cortisol, que provocan emociones negativas
¿Qué tipo de música recomiendan?
Una investigación desarrollada por el Departamento de Psicología de la Universidad de Turín evaluó cómo escuchar música con diferentes propósitos afectaba la percepción de desempeño de un grupo de trabajadores. Los trabajadores del estudio reportaron puntajes más altos para el desempeño laboral cuando usaron la música para regular su estado de ánimo en el trabajo. Este no fue el caso de los trabajadores que escuchaban música como ruido de fondo o para analizarla, según el estudio.
Por otro lado, científicos de Taiwán encontraron que la música de fondo con letras tuvo un efecto negativo sobre la concentración y la atención, mientras que una investigación de la Universidad de Sheffield, en Reino Unido determinó que la música puede apoyar los procesos cognitivos creativos más complejos, aunque estos pueden verse afectados cuando la música genera demasiada exaltación.
Maldonado destaca que no cualquier música favorece la productividad: «Se ha demostrado que la música instrumental tiene un efecto bastante positivo, mientras que la música con letras puede producir el efecto contrario, es decir, distraer la atención de las tareas».
Por su parte, Benavides advierte que la música a alto volumen y que evoca situaciones negativas puede ser contraproducente para realizar actividades que requieran concentración. Otro factor a considerar es que su efectividad varía según cada persona: «Hay quienes requieren genéticamente de silencio para realizar actividades. Si uno está en un grupo de personas es mejor que se pongan de acuerdo con el tipo de música que van a escuchar y si alguna persona no funciona escuchando, habrá que repartir los espacios de trabajo para no interferir con quienes prefieren trabajar en silencio», explica Benavides.