Investigación UdeC busca dar valor a exportaciones de boldo
Tiempo de lectura: 3 minutos Un estudio, liderado por la Universidad de Concepción, destaca por su potencial para mejorar la sostenibilidad y calidad de los productos naturales derivados de esta planta, abriendo nuevas perspectivas en el campo de la medicina natural y el desarrollo sostenible
La biotecnología emerge como una poderosa herramienta para responder a la constante expansión de la demanda de productos naturales, de calidad y sostenibles.
Esta es la premisa de una investigación liderada desde la Universidad de Concepción, que puso el foco en la exploración del boldo, desarrollando un paquete biotecnológico para la obtención de un compuesto específico de este árbol: un alcaloide llamado boldina.
“Vimos una oportunidad de ocupar la biotecnología para dar mayor valor a un recurso nativo que se está explotando de manera informal y poco controlada, y por el que pagan muy poco”, dice el académico de la Facultad de Ciencias Forestales UdeC, Rodrigo Hasbún Zaror, líder de la iniciativa desarrollada junto al Instituto Forestal de Chile, (INFOR) y otras cuatro empresas asociadas.
Descrito por primera vez por el abate Juan Ignacio Molina -uno de los precursores del conocimiento científico en Chile-, el boldo (Peumus boldus) es un árbol endémico de la zona central de nuestro país, reconocido por sus propiedades medicinales y terapéuticas; siendo la infusión de sus hojas una herramienta para aliviar afecciones digestivas y hepáticas en su uso más extendido.
Cada año, se exportan cerca de dos toneladas y media de hojas y corteza de boldo, llegando a países de América Latina, de Europa y Asia; aunque el producto tratado se comercializa en forma de biomasa seca, polvo y extractos, dice el Dr. Hasbún y especialista en biotecnología vegetal.
“Las hojas secas de boldo son las más populares y se utilizan tanto en la elaboración de té como en la fabricación de complementos alimenticios. El polvo y los extractos de boldo (especialmente del alcaloide boldina) se utilizan en la industria farmacéutica y de alimentos (para conservación) y en la elaboración de bebidas”, explica el académico.
Calidad
El gran reto para el boldo en un mercado con amplias oportunidades es lograr una calidad uniforme de la materia prima, lo que actualmente depende de las condiciones de crecimiento de los árboles, así como a los métodos de recolección y almacenamiento de corteza y hojas.
Estos factores inciden en los niveles de concentración de sus compuestos y, con ello, en su eficacia como producto medicinal, indica el experto quien fue acompañado en este desafío por el ingeniero en Biotecnología Vegetal UdeC y profesional del Infor, Jorge González Campos.
La biotecnología puede contribuir significativamente a mejorar estos aspectos, asegurando la sostenibilidad de los recursos. Así, los investigadores establecieron un sistema de cultivo in vitro de células de boldo para producir boldina, uno de los más de 20 alcaloides que produce este árbol, usando material genético previamente caracterizado y conservado por Infor. “Elegimos la boldina porque ha sido ampliamente estudiada”, cuenta Hasbún.
Este compuesto fue descubierto a inicios de la década de 1870 en Francia, primero en sus hojas y luego en la corteza, y se conoce de su acción en problemas digestivos y hepáticos, además de sus propiedades antioxidantes; incluso, tiene aplicaciones en tratamientos contra el Alzheimer.
Los resultados
De acuerdo al Dr. Hasbún, los rendimientos obtenidos de boldina son iguales o superiores a los obtenidos desde fuentes naturales y con altos niveles de pureza en ausencia de otros alcaloides.
La meta original eran dos mg de boldina que se logra extraer por cada gramo de planta cultivada in vitro en peso seco.
Como referencia, el Dr. Hasbún cuenta que para obtener un kilo de boldina requieren 5 toneladas de hojas secas o 100 kilos de corteza seca.
Otro punto destacable de este proyecto es que la boldina generada a través de la plataforma creada por los investigadores tiene una mayor capacidad antioxidante que una boldina estándar comercial de alta pureza.
“Los resultados obtenidos nos permiten proyectar un uso sostenible del boldo mediante biotecnología, propiciando una producción de boldina y otros compuestos de interés, de forma limpia, en condiciones controladas y amigables con el medio ambiente”, señala Rodrigo Hasbún.
Fuente: UdeC