El potencial terapéutico de líquenes y musgos antárticos
Tiempo de lectura: 2 minutos ¿Podrían existir moléculas bioactivas en la Antártica que tengan potencial terapéutico contra las enfermedades crónicas no transmisibles? Esta es la pregunta que intenta responder la investigación liderada por el académico UC, Mario Aranda, con el financiamiento de INACH.
Las enfermedades del sistema cardiovascular, diabetes tipo 2, cáncer y enfermedades respiratorias crónicas, se agrupan como “Enfermedades crónicas no transmisibles” o ECNT, las que se caracterizan por presentar una larga duración y de lenta progresión.
Estas son la causa de muerte de 41 millones de personas en el mundo -lo que equivale a un 75% de los fallecimientos en el planeta-. En Chile se observa la misma tendencia, siendo responsables del 85% del total de muertes.
“Estas cifras han incentivado la búsqueda de nuevas moléculas bioactivas (funcionales) en alimentos, plantas y microorganismos que permitan hacer frente y disminuir el riesgo relativo de padecer ECNT”, explica Mario Aranda, profesor de la Facultad de Química y de Farmacia de la UC.
Moléculas antárticas
En la Antártica viven líquenes, algas y musgos que presentan la singularidad de sobrevivir en condiciones climáticas extremas como baja temperatura, disponibilidad limitada de agua, alta salinidad y altos niveles de radiación UV-B.
“Ha sido reportado por diversos autores que estas condiciones adversas de crecimiento generan moléculas bioactivas singulares con efectos muy beneficiosos para la salud humana. Nosotros esperamos que también lo sean para encontrar moléculas con potencial terapéutico contra las ECNT”, comenta Aranda.
Encontrar y estudiar moléculas bioactivas en el continente antártico, que tengan potencial terapéutico contra las ECNT, es precisamente el objetivo del proyecto liderado por el profesor Aranda que fue adjudicado en el XXVII Concurso Nacional de Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica Antártica del Instituto Antártico Chileno (INACH), a finales de 2022.
Líquenes y otras especies
Los líquenes son asociaciones simbióticas complejas entre un micobionte (el socio fúngico dominante) y un fotobionte (el socio fotoautotrófico), que puede ser un alga o una cianobacteria. Debido a su gran adaptabilidad al medio ambiente, han colonizado muchos hábitats terrestres con una distribución mundial desde los polos hasta las regiones tropicales y desde las llanuras hasta las más altas montañas.
Los metabolitos secundarios de los líquenes comprenden muchas clases de compuestos con variadas actividades biológicas, como por ejemplo antivirales, antiinflamatorias, antipiréticas, analgésicas, antidiabéticas, antiproliferativas, antioxidantes y citotóxicas.
Además de las especies de líquenes, se ha demostrado que dos especies de plantas vasculares nativas reúnen todas las condiciones metabólicas necesarias para sobrevivir en el continente antártico: el pasto (Deschampsia antarctica) y el clavel antártico (Colobanthus quitensis).
Aún cuando ambas plantas se pueden encontrar en otras ubicaciones geográficas, las condiciones ambientales únicas de Antártica afectan en el tipo y contenido de metabolitos secundarios. Estas plantas autóctonas tienen la capacidad de producir altos niveles de compuestos con capacidad antioxidante y con actividad protectora frente a los rayos UV-B. Algunos estudios han reportado la presencia de moléculas bioactivas que promueven la proliferación y viabilidad celular, y aumentan la expresión de marcadores anti-senescencia. También han sido reportadas moléculas con actividad anticancerígena frente a cáncer colorrectal.
Como concluye Aranda: “Nuestra propuesta implementará una plataforma científica y tecnológica, basada en técnicas avanzadas de extracción, análisis de efecto dirigido y técnicas de espectrometría de masas, para estudiar la presencia de moléculas bioactivas con potencial terapéutico contra ECNT presente en D. antarctica, C. quitensis y líquenes antárticos”.
Fuente: U. Católica.