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Estudio encontró microplásticos en marcas de agua embotellada

Estudio encontró microplásticos en marcas de agua embotellada

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Tiempo de lectura: 4 minutos Un análisis realizado por investigadores de la Universidad de Chile, publicado en la revista internacional Environmental Pollution, estimó que el producto Pura Agua fue el que presentó mayores índices de microplásticos en su contenido, el cual fue seguido por Pure Life y Benedictino.

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En este contexto, y en virtud de su posicionamiento como una alternativa saludable de consumo, investigadores del Departamento de Química de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile pusieron a prueba 12 marcas de agua embotellada que se distribuyen en la Región Metropolitana, tanto nacionales como extranjeras.

Mediante microscopía de fluorescencia y tinción con Rojo de Nilo, el estudio -publicado en la revista científica internacional Environmental Pollution– estimó la concentración de microplásticos en distintos tamaños: sobre 50 micrones, 20-50 micrones y 5-20 micrones. El análisis de muestras se desarrolló durante el año 2022.

La iniciativa nació de la inquietud de Fallon Nacaratte, investigadora principal de este trabajo, respecto a las numerosas evidencias científicas sobre la presencia de plásticos en el medioambiente y su impacto en la fauna, así como de su observación de la creciente preferencia de la población por el consumo de agua embotellada.

En este sentido, explica que el objetivo de este proyecto Fondecyt de postdoctorado fue “analizar la situación, cuantificar el fenómeno y, de esta forma, contribuir a un problema del que aún se sabe poco y no ha sido abordado desde la política pública. Asimismo, estos resultados pueden contribuir de alguna manera a que las marcas puedan mejorar sus sistemas de producción y envasado”.

El análisis concluye -entre otros aspectos- que los microplásticos más pequeños de la muestra, que variaban entre los 5 y los 20 micrones (similar a lo que puede medir un glóbulo blanco), representaron más del 50% de las partículas encontradas en cada botella, dimensiones que han sido reportadas como susceptibles de acumularse en el tracto digestivo o generar potenciales alteraciones en los sistemas linfático y circulatorio.

Entre sus resultados globales, plantea que la concentración de microplásticos en aguas embotelladas comerciales en el país fue de 391 partículas estimadas promedio por litro. Identifica, además, que el agua embotellada purificada (filtrada o procesada) mostró las concentraciones más altas de potenciales microplásticos, con 519 partículas estimadas promedio por litro. Le siguen las aguas de origen lacustre, que alcanzaron 364 partículas estimadas promedio por litro; mientras que aguas embotelladas de manantiales naturales registraron las concentraciones promedio más bajas.

Mayores y menores índices

Pura Agua fue el producto que presentó mayores índices de microplásticos en su contenido, con 633 partículas estimadas promedio por litro. A nivel nacional, fue seguido por Pure Life con un índice de 475 y Benedictino con 450. Estas tres marcas, además, corresponden a aguas purificadas (filtrada o procesada). Luego, figuran Puyehue Bio con 392 partículas estimadas promedio por litro, Andes Mountain con un índice de 359, Puyehue con 342 y Cachantún con 333. Finalmente, la marca chilena que menor concentración de microplásticos presentó fue Vital, con 242 partículas estimadas promedio por litro.

Entre las aguas embotelladas importadas, por otra parte, las marcas que registraron mayor presencia de microplásticos fueron Fiji, con 508 partículas estimadas promedio por litro, y Acqua Panna, con un índice promedio de 492. Por otra parte, las marcas que mostraron menor cantidad de microplásticos fueron Evian, con 250 partículas estimadas promedio por litro y la española Solan de Cabras, que promedió un índice de 217.

En base a estos resultados sobre concentración promedio de partículas y a las tendencias de consumo de agua embotellada de la población, el trabajo también entregó una Ingesta Diaria Estimada (IDE) de estos componentes. El profesor Carlos Manzano, uno de los autores de esta publicación, explica que en base a los resultados del estudio y considerando un consumo promedio de al menos 38 litros de agua embotellada al año en nuestro país, una persona podría estar consumiendo entre 160 y 270 partículas de plástico por cada kilogramo de su peso corporal durante un año. No obstante, aclara que “esto no significa que haya una amenaza directa sobre la salud, sino que es un punto que se debería explorar mejor”.

Contaminación por microplásticos

Si bien la investigación no indaga en el origen de las partículas detectadas, sí hace referencia a otros estudios sobre fuentes de contaminación por microplásticos. En este sentido, los investigadores plantean como una de las variables incidentes en la liberación de microplásticos la durabilidad y resistencia de los materiales utilizados en el cuerpo de la botella y las tapas, como el tereftalato de polietileno (PET) y el polietileno de alta densidad (PE) o el polipropileno (PP), que están “permanentemente expuestos a factores mecánicos y ambientales que contribuyen a su desgaste durante la fabricación, embalaje, manipulación, uso y eliminación”.

Estas partículas, complementa, también podrían provenir de “otras fuentes de contaminantes cercanos a las áreas de extracción, y podrían contener otros aditivos plásticos que migran al agua desde los tanques o tuberías de almacenamiento durante el proceso de embotellado y la tensión en la superficie del plástico durante el proceso de inyección, almacenamiento y distribución de agua a alta presión”. Indica, asimismo, que el desgaste por uso, provocado por apretar la botella o la abrasión entre la zona del cuello de la botella y la tapa, también puede liberar microplásticos.

En este ámbito, Fallon Nacaratte explica que uno de los aspectos abordados fue la relación entre el tipo de tapa utilizado por cada marca y los resultados obtenidos sobre presencia de partículas sospechosas. De esta forma, la publicación indica que “el 90% del agua embotellada analizada presentó un diseño de tapa segmentada, lo que resultó en concentraciones más altas de microplásticos en comparación con aquellas con un anillo continuo (…) Esta observación es consistente con investigaciones anteriores que sugieren que el diseño estructural del sistema tapa-cuello puede afectar significativamente la propensión de un paquete a liberar microplásticos”.

Fuente: U. de Chile


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